domingo, 29 de julio de 2012

Prototipo.




Volver a la infancia y recordar cuando todos éramos "iguales", la vida tan sencilla con juguetes creados por la imaginación, rodillas raspadas, zapatos llenos de tierra, pantaloneta con el trasero verde de revolcarme en el pasto, camisas mangas largas y cabello recogido, reunir “marranitos” para hacerles una casa, hacer experimentos y escupir para que lanzaran llamaradas... simplemente feliz.


Mis juguetes nunca fueron los destacados porque no entendía cual era la diferencia entre un payaso de trapo y una barbie, siempre los vi iguales, mi oso de peluche barato era el Kent que todas las barbies aborrecían por feo, nunca entendí porque mi muñeco de plástico negro era objeto de burla.


Odiaba los vestidos con dibujos estúpidos, medias pantalón rojas, zapatos de charol, el pelo largo, odiaba ver a otra persona con mi mismo peinado, odiaba que mamá me comprará faldas, odiaba la ridiculez de mi hermana por verse “mujer” cuando tenía 9 años, odiaba que me comprarán la misma ropa que a ella, odiaba las pavas, odiaba los bolsos, odiaba el maquillaje, odiaba pensar que cuando creciera tendría que usar tacones, odiaba pensar que iba a tener hijos, odiaba pensar como llegan los bebes al mundo, odiaba jugar con las muñecas que me regalaban mis tías porque no quería envolverlas y arrullarlas, siempre me pareció estúpido todo papel femenino que me querían meter en la cabeza si solo tenía 8 años y después de ver tanta banalidad no quería tener más. 






Atrapada en un sistema corporal que no entendía, que me incomodaba, que se hacía doloroso ver como mi pecho crecía, como sangraba mi vagina, como mi cuerpo se llenaba de bellos, sentir atracción física, sentir excitación y necesidad de tocarme, sentir que las emociones cambian y ahora empezaba la guerra entre personas consideradas mujeres por hombres; ahora empezaba a ocultar lo que sentía porque no era aceptado, iba contra todo, no sería en realidad una mujer, así que empezaba el reinado de la más estúpida, la más linda pero bruta, la que tiene el corazón tan grande que tenía que compartir su cuerpo con todo el mundo, así que huí para que no me alcanzara tal incoherencia; siempre acepte que lo femenino era bello por eso era tan doloroso competir cuando en realidad, sin tanto adorno, eran tan bellas, pero ocultarlo era lo mejor para encajar.


Asco sentía cuando veía como las miraban los hombres... siempre quise protegerlas, pero  llegaron a ser tan plásticas que definitivamente lo mejor era correr.


Algo me atrapo, algo que me condujo  a un desorden y a terminar lo que admiraba de mi… mi libertad. Lo cambie por el cuento de hadas para encajar en sentimientos, emociones, alegrías y tristezas, experiencias, pero mas que nada, negarme la  autonomía y mis ideales feministas, aunque la manipulación del sistema se invertía, existía un sometimiento; por el hecho de ser mujer debía ser  monógama, esclava, reglamentada, un maniquí, muda, moldeada para servir, para ser madre.


Entendí que los cuentos de hadas siempre los leen a los niños porque si contaran la realidad, terminarían sus vidas pronto, así que es más fácil mostrar la verdad cuando el sistema ya tiene el control.


Cuando la sociedad, las costumbres y el “amor por el cuento de hadas” tomaron las riendas, me tildaban de loca porque siempre tenía un pero cuerdo para hacer las cosas de  otra manera, pero sin mayor reparos lo más estúpido que veía cuando tenía 8 años se convirtió en realidad y mi cuerpo cambio para dar vida; como una guerrera siempre peleaba y ya no quería ese cuento de hadas porque ese misterio envolvió mi vida para concentrarme en él,  me acostumbre tan rápido porque tenía el control de mi cuerpo y estaba dentro de mi. En ese momento de felicidad pensaba que tanto sometimiento sirvió de algo, pero tanto en los cuentos de hadas como en la vida real, existen las brujas, así que lanzó su hechizo sobre mi cuerpo y sentí el dolor más grande  físico y mental; al ver derrumbado mi sueño, lo único humano  que me había pasado, el dolor de mi corazón no se comparaba, me arrebataron la semilla de mi cultivo de libertad.


Escupí tantas veces hasta quedar limpia de tanta falsedad, de tanto dolor, las lágrimas formaron un mar de desdicha en el que aprendí a nadar y a bucear para poder organizar en las profundidades todo lo que había estado mal por tantos años, aunque muchas veces se me acabo el aire buscaba rápidamente salirme para respirar tranquilidad y encontrar la luz que había perdido. Años pase recordando quien era esa niña de 8 años y como quería vivir su vida.


El mar de desdicha se seco quedando solo la sal que ahora como y disfruto porque sé que lo que sirva quedará en mí y lo que no, saldrá.




Pax
06-12

martes, 17 de julio de 2012

La energía solo se comparte.


Pasar por la vida de repente buscando motivos por vivir se vuelve una excusa para abrir los ojos al amanecer; cuando se encuentra una razón a la cual aferrarse para que después de abrir los ojos se produzca una emoción comienza el paso mas grande para ver todo claro. Al abrir los ojos producir emociones y pararse frente a un espejo crecen las posibilidades de lograr las ideas más cuerdas como las más descabelladas; esas ideas son autenticas genuinas por eso hacen tan especial la vida. Hoy abrí los ojos al amanecer, me levante y fui hacia el espejo para ver que idea se me ocurría, pero esta vez no fue como todos los días; vi alguien diferente y por más que trataba de abrir los ojos, no se abrían. Vi una sonrisa de satisfacción luciendo su sombrero negro, hoy toda mi energía estaba puesta en esa persona que lucía tan feliz, así que la única idea que se me ocurrió fue apreciar esa sonrisa de satisfacción y aun más la esencia de su ser. 





Pax
07/12